martes, 14 de agosto de 2012

Interpretación en São Luis de Maranhão

Esta semana he estado en São Luis de Maranhão, en un congreso sobre extracción de oro en el norte de Brasil. Necesitaban dos intérpretes simultáneos inglés-portugués y la empresa mandó a un alemán de Hamburgo que vive hace 20 años en Brasil y a mí. Cogimos un avión de Río a São Luis con escala en Belo Horizonte. En total cuatro horas de avión. Bajar del avión fue como recibir una bofetada de aire caliente mezclada con vapor de agua. Yo, que quería dar una buena impresión, me puse corbata y americana, pero por mucho que lo intenté tuve que desistir de tanta elegancia a causa de ese terrible calor. Pero eso era sólo el inicio del viaje. En el aeropuerto nos esperaban dos mineros que nos llevaron a un pequeño aeródromo, donde estaban todos los ingenieros que llegaban de distintas partes de Brasil. El viaje hasta la mina de oro, que estaba perdida en la selva, tenía que hacerse en avioneta. Paul, el alemán que viajaba conmigo y que había trabajado 20 años para Lufthansa, al principio se negó a subirse a la avioneta, ya que el aparato sólo tenía un motor y según él era súper peligroso. La otra opción era ir en un autobús por carreteras de tierra durante ocho horas y, al final, Paul cedió, aunque no relajó un músculo en la hora que duró el trayecto. 


Desde el cielo se veía una vista increíble. En esta parte del nordeste de Brasil, el Atlántico entra en forma de rías y la verde vegetación se entremezcla con la arena y el agua salada. Es el paraíso de los cangrejos y lugar favorito de muchos peces para el desove. Desde el cielo se veían kilómetros y kilómetros de selva, pero también parcelas deforestadas para la alimentación del ganado. De hecho, la mayor causa de deforestación de la Amazonía es la industria ganadera, que gana terreno a la selva para tener más pastos. Desde el cielo se veían parcelas deforestadas llenas de ganado. Pensé en todos los millones de personas que viven en Río y São Paulo y que cada día quieren comer carne. Tal vez no es tan mala idea comer un poco menos de carne o al menos darle más valor. Esta es una imagen del aeropuerto donde aterrizamos. Parece el aeropuerto internacional de Frankfurt, ¿verdad?

 

A continuación fuimos en una camioneta hasta la base minera, donde había un complejo con bungalós para albergar a todos los que trabajan en la mina. Los caminos eran de tierra roja, los árboles altos, el aire limpio. Esta es una imagen de la iglesia del pueblo, justo en frente del complejo minero. Una tarde me atreví a entrar y había un chico de unos dieciocho años que enseñaba a tocar la guitarra a los niños del pueblo. Quedé impresionado, tocaba genial. Me pidieron que les tocara algo, así que escogí un tema de Maná, que me pareció el más adecuado para esas regiones de la Amazonía.

 

El trabajo de interpretación fue bastante duro. Los inversores canadienses daban las pautas a los brasileños sobre cómo desarrollar el plan de extracción del año siguiente, que era de una lógica capitalista apabullante: producir más, extraer más, vender más. Todo eran palabras técnicas, pero Paul se mostró muy seguro y con él me fui sintiendo más cómodo. Estuvimos los dos en una cabina de interpretación detrás de los asistentes durante unas 8 horas a lo largo de tres días. Trabajar con Paul fue muy agradable. Como él dice, él es "un producto de la Segunda Guerra Mundial". Su padre, que trabajaba para la Luftwaffe, se casó con una mujer inglesa y él nació en Gran Bretaña. Después creció en Hamburgo y terminó trabajando para Lufthansa en Brasil, donde conoció a su mujer brasileña y tuvo tres hijos, a los cuales sentaba cada día para enseñar inglés, alemán y francés después del colegio. Paul nunca bebió alcohol, ni fumó. No toma azúcar, ni sal. Se levanta cada día a las cuatro de la mañana, hace deporte y se va a dormir a las nueve. Trabaja de lunes a viernes y cuando llega el viernes y le deseo un feliz fin de semana me contesta "hoy es cuando el trabajo empieza de verdad" y desarrolla sus negocios. Paul me habla siempre en alemán y según él, Alemania se está convirtiendo en el tercer mundo. Ya no os digo lo que piensa de España...bueno, dice que mejor un español trabajando en Alemania que un turco, y se queja que Alemania tenga que pagar las deudas de Grecia y España. Al principio me parecía algo arrogante, pero al final me lo tomé como un viejito gruñón simpático. Cuando salíamos a pasear juntos por el poblado, él movía la cabeza de lado a lado y decía apesadumbrado: "Dritte Welt, das ist einfach dritte Welt". (Tercer mundo, esto es simplemente el tercer mundo).

Hubo un día que salí a pasear solo por el poblado y me metí entre las casas que estaban construidas con barro mezclado con piedrecitas, troncos y hojas de palmeras en el techo. Según Paul, en esas piedras se meten unos bichitos que si te pican te inyectan sus huevos y terminas muriendo. El caso es que me encontré un chico que parecía tener mi edad y fui a hablar con él. El chico resultó tener dieciocho años, aunque pareciese mayor, ya estaba casado y se moría de ganas de trabajar en la mina. Cuando volví del paseo oí a los aldeanos murmurar detrás de mí: "Él debe ser un jefe, corre y dale tu currículum". Al final el chico llegó corriendo y me preguntó si yo era el jefe de la empresa. Pobre de mí, yo, ¡el último mono! 


Estar en esa región de Brasil parece un país distinto. La gente es muy humilde y sencilla, muy buenos. No se ve maldad y viven con lo poco que tienen, felices, sin largas colas, sin tránsito para ir al trabajo. Todos son muy bajitos, con la piel oscura medio marrón, poco pelo y con ojos algo orientales. Vaya, yo les sacaba dos cabezas, me sentía un gigante. En cambio en Río, ¡yo soy de los bajitos!

El oro es un mineral que se forma en el corazón de la tierra a cientos de kilómetros bajo la superficie terrestre. Cuando hay una erupción volcánica o un terremoto, todos esos minerales salen a la superficie. Por ese motivo en el imperio Inca había tanto oro, porque al estar al lado de los Andes, todo el mineral salió a la superficie terrestre. Por ese motivo en Brasil no hay tanto oro, porque el existente es mucho más antiguo, de la época en que África y América se separaron. En concreto, el oro de esta mina se encuentra en forma de polvo mezclado con arena y tierra, y por cada tonelada de tierra excavada extraen sólo algunos gramos de oro. De este modo, me di cuenta de lo nocivo que es eso para el medio ambiente, de todo el residuo que se origina, ya que para separar el oro de la tierra hay que añadir sustancias químicas para facilitar la sedimentación del mineral. Posteriormente, hay que encontrar otro lugar para colocar esas toneladas de tierra inservible. En este sentido, sin embargo, los gobiernos obligan a las empresas a dejar beneficios en la región. Por ejemplo, por cada hectárea deforestada por culpa de la extracción minera, la compañía tiene que reforestar otras 9 hectáreas, con lo que, cuando la extracción termine, todos los alrededores quedaran protegidos y reforestados en una proporción de 1 a 10. Del mismo modo, la empresa está obligada a generar riqueza para las poblaciones locales y el 80% de los trabajadores de la mina tienen que ser personas de la región, que son capacitadas por la misma empresa. El resultado es que todos se morían de ganas de trabajar para la mina, ya que una vez dentro y gracias a esos procesos de capacitación uno podía pasar de picar piedra a dirigir un tractor o incluso gestionar procesos de la extracción. 
 

Trabajar en el mundo de la interpretación tiene su gracia. Siempre hay algo nuevo que traducir, tienes acceso a información confidencial, te llevan por todas partes como uno más y siempre se aprenden cosas. En las interpretaciones que ya he hecho he aprendido sobre la extracción del shale gas o gas pizarra, los procesos de capacitación de trabajadores de Repsol o lo difícil que es extraer oro. En este sentido se parece mucho al periodismo (el de verdad, no el de estar sentado en un ordenador escribiendo sobre el show de las Spice Girls en las olimpiadas).También es verdad que uno se siente con una gran responsabilidad, que es la de transmitir un mensaje con las palabras correctas y exactas de un idioma a otro en cuestión de décimas de segundo. Yo me sentía súper acomplejado: los jefes americanos y los clientes brasileños. ¡Y no soy nativo ni en uno ni en otro idioma! Pero lo bueno de Brasil es que tengo la oportunidad de desarrollarme en un campo que me interesa, ganar experiencia y ver si la interpretación me convence. De momento, ¡ha sido todo un éxito!  

1 comentario:

Ferran Porta dijo...

El Toni agafant experiència, el Toni viatjant, el Toni coneixent indrets inhòspits, ... Bona crònica.